La primera nota d'avui és una denúncia (molt mesurada, val a dir) que un bon amic m'ha fet arribar. Jo, al conèixer el seu cas, vaig oferir-li de bon grat un espai al teatre buit de La Segona Perifèria, i ell ha tingut a bé redactar això que segueix;
Cuando lo correcto es incorrecto
Desde pequeños, a muchos, al menos bajo las normas de la sociedad occidental, nos han condicionado a actuar de cierta manera e inculcado normas generalizadas y aceptadas de cómo hacer las cosas y así diferenciar entre lo que es “correcto e incorrecto”.
De ninguna manera quiero intentar juzgar lo que es bueno o malo; sin embargo, hay situaciones que, definitivamente, pueden ser catalogadas de una u otra forma.
Lo que a continuación comento es simplemente un ejemplo de ello, pero con un importante diferenciador que es el mundo empresarial, en donde lo que importa es ser “incorrecto” mientras seas “correcto” para la empresa.
Las compañías que ofrecen servicios, aunque su fin último sea lucrarse, normalmente tienen una manera de hacer las cosas más humanas que aquellas que venden productos ya que tienen como objetivo la “satisfacción” de sus clientes. Al menos eso dicen sus manuales.
Hay que entender que cada empresa funciona como una mini sociedad con sus propias normas y que, en teoría, las aceptas al firmar un contrato.
Pero estas pequeñas normas parecen que irrespetan ciertas pautas generales como es el decir la verdad; y no me refiero a la verdad como una única forma de ver y hacer las cosas, me refiero a la honestidad de informar lo que ofreces como empresa y al derecho que tienen los clientes en saberlo ya que pagan por un servicio prestado.
Pagar de más sin obtener un reembolso, que te quiten el agua, la luz o el gas sin avisarte y sin saber el porqué, ir de viaje y que te pierdan las maletas y luego no te las paguen, que la comida sea realmente mala a un precio injusto, que aparezcan llamadas en tu móvil sin que las hayas hecho…son estos los detalles que hacen obtener más beneficios económicos a las compañías de una forma injusta, en donde, en realidad nunca se dan soluciones y engañan y juegan con las personas. Más que una crítica la mundo empresarial este pequeño fragmento es sólo una reflexión para poder expresarles que, a la hora de firmar un contrato, no entregues tus propios valores y sepas diferenciar entre si es “correcto o incorrecto” aceptar las reglas de esas “mini sociedades” donde tú eres el último eslabón.
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