La gran subversión introducida por James Kelman, por ejemplo, es la de la importación radical, esto es, exclusiva, de esta lengua popular y urbana en sus novelas. Kelman ha querido poner fin a la convención (tanto literaria como política) en virtud de la cual, cuando se da la palabra al pueblo en una novela, hay que cambiar de registro y de nivel de lenguaje. La "nobleza" y el uso literario reservan, por tanto, para los diálogos el estilo que se llama hablado, mientras que el narrador se expresa con la "altura" literaria. Esta convención, dice Kelman, descansa en un presupuesto inherente al funcionamiento social de la literatura, según el cual "lector y escritor son idénticos, se expresan con la misma voz que el relato y son distintos de esos putos proletas que hablan en clave fonética".
Casanova, Pascale, La República mundial de las Letras, Anagrama.
4 comentaris:
vaja, el senyor de les llums m'ha sabotejat l'espectacle audiovisual... què hi farem.
subal, el link ja està arreglat. Observa.
Señor Subal , una pregunta: El uso de las claves fonéticas en las novelas no hace a éstas menos universales para su comprensión? o muy localistas. Sólo una interrogante.
Sabes qué, colega anónimo? que le voy a dedicar un post a tan delicada cuestión. Esté usted atento a su pantalla...
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