(...)
Nikolái Tíjonov recogía materiales para una antología. Mi tía era la redactora de aquella publicación. Tíjonov le rogó que le pidiera a Kornílov unas poesías. Kornílov se negó a darle sus versos.
-Y a su Tíjonov que le den por el culo -añadió.
Mi tía regresó y le dijo al redactor jefe:
-Kornílov se niega a darle sus versos. Y me ha dicho que le den a usted EN EL CULO...
-por el culo -la corrigió irritado Tíjonov-, por el culo. ¿No me diga que cuesta tanto recordarlo?...
También de Alekséi Tolstoi sabía muchas anécdotas.
Un día Alekséi Tolstoi, que era alto y orondo, iba por el pasillo de la editorial. A su encuentro corría mi tía. La mujer, delgadita y pequeña, chocó corriendo con la barriga de Tolstói.
-¡Vaya! -dijo Tolstói frotándose la barriga-. ¿Qué habría pasado si tuviera aquí un ojo?
La tía sabía muchas historias cómicas.
Luego, ya por mi cuenta, me enteré de que a Kornílov lo fusilaron.
Que Zóschenko ensalzó el trabajo esclavo de los campos.
Que Aleksei Tolstói era un sinvergüenza y un hipócrita.
Que Olga Forsh propuso cierta vez que el calendario comenzara a partir del día en que había nacido un tal Dzhugashvili (Stalin).
Que Leónov traficaba con alfombras en la evacuación durante la guerra.
Que Vera Ínber exigió la condena a muerte de su primo (Troski).
Que el siempre curioso Pavlenko acudía a los interrogatorios de Mandelshtam.
Que Yuri Olesha traicionó a su amigo Shostakóvich.
Que el escriotr Miroshnichenko pegaba a su mujer con una bomba de aire para bicicletas,
Y muchas cosas más.
En cambio, la tía sólo recordaba las historias cómicas. No la culpo.
(...)
Dovlàtov, Serguéi, Los nuestros, Áltera ediciones. Trad. Ricardo San Vicente.
divendres, d’abril 28, 2006
Los nuestros, Serguèi Dovlàtov
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2 comentaris:
Que bó! No fa massa el vaig cercar per la meva llibreria preferida i no el vaig trobar. En quant aconsegueixi reduir la pila de llibres pendents que tinc per llegir, tornarem a provar-ho.
Sí, Dovlàtov és difícil de trobar... són coses que no s'entenen, però a mi, com a pre-editor, m'agrada pensar que hi ha autors boníssims per a descobrir, com ara Dovlàtov.
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